jueves, julio 30, 2009

LO PEOR DEL AMOR

Siempre me gustó armar valijas. No por el hecho en sí mismo, sino por lo que significaba. Me esperaban -seguramente-10, 15 o 20 días de relax en algún lugar soñado.

Sabina explica de forma exquisita qué es lo peor del amor.

Para mi, lo peor del amor, fue la valija.

No la mía. La de él.

martes, julio 28, 2009

DE LAS QUE SE DAN CUENTA

Yo soy de las que no.

A diferencia de la mayoría de las mujeres, nunca soñé con el casamiento. Ni con un marido. Ni con una fiesta. Ni con anillos de oro. Probablemente algo de mi lo quería, pero la realidad es que nunca lo soñé ni me proyecté en ese estado. De chica me veía, probablemente, como tenista. O cantante. O actriz. Hasta llegué a pensar que "Profesora de matemáticas" era mi destino.

Cuando mis amigas soñaban con entrar de blanco al altar, yo andaba picando una pelota y tirando al aro con otros tantos que disfrutaban de lo mismo.

Cuando ellas soñaban con una casa, auto, perro y niños corriendo en el parque, yo andaba practicando algún drop o algún passing shot de Gaby para que me saliera a la perfección.


Un año antes de casarnos, estaba en un bar de Cañitas aceptando una propuesta de casamiento que implicaba todo lo que nunca había soñado. Con champagne y anillo de oro blanco de por medio, acepté.

Hoy, compartiendo este proceso con una amiga me dijo: "A mi me pasó lo mismo, por eso empecé terapia y en el umbral de aceptar la propuesta, dije que no".

Ella se dio cuenta.

Noto que a veces no acepto lo que quiero, acepto lo que se me presenta. Y aunque "
life is just not a cafeteria", quisiera que a veces lo fuera.

No reniego del casamiento, reniego de no haber tenido los ovarios suficientes para decir que no a algo que realmente no me cerraba.

Desafíos de la mujer del 2000, sin duda.

viernes, julio 03, 2009

EL PRIMER ENCUENTRO

Después de separarnos no lo vi muchas veces. Creo que tratamos de evitarlo. Fueron 4 o 5. La primera fue 6 meses después de separarnos.
Suena el celular.

LD: Hola?
PM: Hola.
Silencio.
PM: No me respondiste el mail.
LD: Y que mierda querés que te responda, P?
[el mail decia: "quiero que sepas que estoy bien. Estoy en pareja y me voy a vivir con ella"]
PM: Nada, no sé… No me hables así.
LD: Andá a la concha de tu madre (catarsis).
Corto.

Salgo de terapia 48 Hs. después y lo llamo. Coordinamos encuentro mientras pido disculpas. Nos vemos y charlamos de boludeces. Cosas superfluas. Irrelevantes. Vamos y venimos en la conversación como desconocidos. Nos quedamos casi sin tema y él arremete:

“Estás con alguien?”. Repiro. “No”, respondo y bajo la mirada. “Yo si”. Silencio. Pienso: la concha de tu madre, no dejaste ni enfriar el cadáver!. “Bárbaro”, respondo, mientras en mi cabeza otra vez “la concha de tu madre, forro”. Silencio. Más silencio.

Levanto la mirada y está como queriendo decir algo. Se calla. Miro por la ventana y cuando lo vuelvo a mirar toma aire para decirlo. Pero no.

“Vamos?”, digo para escaparme de la tensión. “Sí”.
Tenemos que volver a la oficina.
"Nos vemos", dice con cara de victima.
"Chau. Suerte", le aurugo, mientras me voy maldiciendo entre dientes.
Camino y pienso.
Que mierda me habrá querido decir?

THE ROTATION

Miércoles, 8 de la noche y aún en la oficina. El grupo de siempre. Los mismos de siempre. Cerca de las 21 hs. no vamos. La primera parada es un bar de microcentro, horrible pero con pizza y cerveza casi gratis. Después de cenar, decidimos cambiar de lugar. Paramos taxi. Con G nos bajamos unas cuadras antes. Fumamos. Llegamos y nos acomodamos en los sillones más simpáticos. El lugar apesta, pero estamos bien.

Cerca de las 4 a.m. salimos y paramos otro taxi para volver a casa. En el camino la bajonera dice: “hagamos AutoMc”. Compramos y seguimos. Tres mujeres y un hombre. Devoramos hasta el papel.

Una muere en el sillón. Los demás empezamos a cantar y bailar en el medio del living. Sin parar. Me da paja. Me tiro en el piso a dormir.

Me despiertan, me subo al taxi con G y me voy a casa.
Llego a las 7 a.m. y el portero, inmóvil, con la manguera en la mano que escupe un chorrito de agua sobre la vereda mojada, me mira.
Ve una mujer sola, destruida, con anteojos de sol incorporados, que intenta bajar -como puede- del último taxi de la noche.

LA CATEGORIA CHONGO

Primera Parte

Sin contar a D1, que era un caño mal que me volaba la cabeza cada vez que lo veía, siempre comí de la basura. Mis hombres siempre fueron los típicos simpáticos e inteligentes, que nunca entraron en la categoría “este pibe parte la tierra”. Para que quede claro, comer de la basura es no tener en tu plato cosas como estas, o estas, o estas, o estas. Es válido también aclarar que yo no soy Evangelina Anderson.

Sin embargo, ya siendo the newly single, volví a las pistas incursionando en una nueva categoría. Los chongos.

Los chongos son seres de luz que no reclaman nada, ni piden mucho a cambio. Sólo un ratito de diversión compartida. Son verdaderos seres de luz porque a la mañana siguiente, y cero melodramas, dan un beso en la mejilla y se retiran sin preguntar.

Los chongos, debo decir, son buenos para todas las solas, pero ideales para las divorciadas. Porque nosotras, gente, venimos de un proceso complicado, estamos inmersas en nuestras propias dudas existenciales y no tenemos ganas de volver al compromiso tan rápidamente.

Les aseguro que mis chongos-post-separación fueron y son la luz al final del túnel. El recreo del colegio primario. La mandarina al sol en una tarde de otoño.

Con una gran cuota de agradecimiento, les voy a reservar un post a cada uno de ellos. Es espacio donde trataré de describirlos de la manera más fiel posible. Sin herir, pero sin mentir. Porque se lo merecen. Porque hicieron y hacen de mi, una divorciada feliz.

LA ETIQUETA

Tengo ciertas imágenes creadas en mi mente. Es muy difícil generalizar, pero para el anális me dejo llevar por lo que yo pienso y se van todos a cagar.
La soltera es canchera, independiente, atrae. Una minita algo peligrosa, pero se maneja.

La concubina es zarpada, algo independiente, está enamorada pero no tanto como para poner la firma. La pilotea.

La casada lo logró. Es equilibrada, cuida de su hombre y se come los rabioles de verdura de la suegra con sonrisa colgate.

La divorciada

…si es top pero no tiene un mango, suele comer una lechuga y un tomate para adelgazar los 1000 kilos que subió durante el matrimonio. No es anorexia, simplemente “Se está cuidando”.

…si es top pero tiene un mango, se interna 15 días en una clínica para operarse toda y salir renovada. Tanto que su propia hermana llama al psiquiatra y le da, con cuidado y respeto, el teléfono para que lo visite.

…padece de un desequilibrio emocional constante durante los primeros meses y cualquier situación laboral o personal sirve para hacer catarsis y putear a todo el mundo.

…sale de martes a domingo y coquetea con todos y cada uno de los hombres que pasen por su camino. Si está entradita en años, el té en casa de sus amigas, se termina convirtiendo en un whisky en Palermo los sábados a las 5 de la tarde.

…si tiene hijos, de vez en cuando, la vida le sonríe.
Pero sobre todo, la divorciada, quiere que le devuelvan los años que perdió.

MI PRIMERA CRISIS


A poco menos de dos meses de estar separada, tuve mi primera crisis. En la mayoría de los seres humanos normales eso se traduce en: volver del trabajo, ver el departamento vacío y tirarse en la cama a llorar.

Podría haber sido, pero no.

El día que me dí cuenta que ya no tenía matrimonio, había trabajado más de 12 horas. Un amigo me llamó al celular para que lo acompañara a una de esas fiestas de fin de año que abundan por los meses de noviembre y diciembre. Dudé unos instantes hasta que dijo: “Hay alcohol gratis”. Apagué la computadora y fui.
El lugar explotaba. De gente y de olor a gente. Efectivamente el alcohol circulaba y, para ponerme a tono con el grupo, tomé una copita de champagne. Una hora y media después el total de copitas sumaba 12.

Esa misma manada de seres desvencijados de la cual formaba parte se movió a un bar cercano para seguir despidiendo el año. A partir de allí no tengo un recuerdo claro de la noche. Sí que reía a carcajadas. El matrimonio ya había pasado y ahora estaba en mi mejor momento.

La noche trascurrió más o menos desordenada, o por lo menos así están los recuerdos en mi cabeza. Esa fue mi crisis. Una loca descontrolada por la ciudad, a carcagajas limpia!.

Algo mareada, sola y desnuda dentro de la bañadera, con la ducha prendida y la cortina del baño caída sobre el piso mojado, fue la situación que protagonicé la mañana siguiente en mi departamento. Con el correr del día mis amigas fueron armando el rompecabezas. Resultó ser que dos de ellas me habían encontrado en el baño del bar un tanto "ida". Se encargaron entonces de subirme a un taxi. Una de ellas y el taxista me habían acompañado hasta la puerta del edificio. Mi amiga había subido a mi dpto, me había abierto la puerta y depositado dentro.

Todas las crisis representan una oportunidad. En mi caso, fue la oportunidad de volver a emborracharme como cuando tenía 15 años.

YO YA TERMINE CON VOS!


La historia es larga, pero si la hacemos corta, les cuento (por primera y única vez) que tengo menos de 30 años. Fuí novia, soltera, concubina, casada, separada, “mujer y Arrrrrgentina” (a lo Tita Merello).

Hoy, después de pasar por (casi) todos los estados civiles (y psíquicos) posibles… Soy Divorciada.

Qué significa volver a vivir con un "cartelito de libre en la solapa del vestido" a tan corta edad? Bueno, la verdad no lo sé, pero hago el intento de aprenderlo en el camino.

En resumidas cuentas, mi Príncipe Azul un día se volvió celeste aguado. Cómo llegamos a la decoloración? Es toda una historia.

Me casé con PM (iniciales para resguardar su identidad) a mis 25, sus 30. Para esa edad ya teníamos 5 años de noviazgo, dentro de los cuales 4 correspondían a convivencia. Un año y 10 meses después del “I do”, sin portazo ni revoleo de cenicero dije: “I don´t”. Entonces nos separamos.
El día que PM se fue de casa, empezó un torbellino de aventuras y desventuras en mi vida que serán puestos a disposición de quienes decidan pasar un ratito por acá y quedarse a leer (sugiero copita en mano de chardonne para acompañar la lectura o café negro si estás en la oficina).

Algunos dicen que me casé muy joven, dando respuesta a mi fracaso marital. Otros, en cambio, entienden que cuando “la mayonesa se corta, se tira” y desdramatizan la situación.
Tengo 29 años. Cero hijos. Vivo en Capital, tengo buenas gomas y éste es mi blog: El weblog de la divorciada.

Pasen y vean. Bienvenidos!